viernes, 22 de julio de 2011

Beto desaparecido

Como cosa rara hoy no se me antoja dormir, a pesar de que sé que en unas horas debo iniciar mi día.... Así que informaré acerca del desaparecido Beto. El lunes por razones personales no llegamos a visitarlo sin embargo el martes esperabamos verlo como usualmente lo hacemos, ya que se encarga de asustarme cada vez que me toca hacer alguna revisión... misteriosamente no estaba el martes....miercoles..... jueves---Hasta que hoy Beto regresó a su lugar de origen, ya esta de nuevo con su familia de verdad y por primera vez después de muchsisisisisisimos años volví a tocar a un gato. 

Mientras mantenía una platica muy interesante con el jefe de Bodega a horas de la tarde, en las cuales la gente ya esta arreglando todo para partir a sus hogares, mi visión logró divisar la mancha negra que se nos había escondido toda la semana e inmediatamente se lo señalé a Pamela, quien sin lugar a dudas no espero ni a que la historia terminara y ya estaba persiguiendo al pobre de Beto, quien por supuesto le huyó los primeros minutos hasta que lo convenció, yo no sé como.
 Luego me acerqué, cuando acabó de hablar este señor, de lo que compartiré que nos enseñó algo: en la vida hay que esforzarse y eso trae su recompensa. Me sorprende tanto como la vida de una persona con menos o más oportunidades y condiciones en la vida para lograr las cosas no importan tanto al final de cuentas, más bien es la esencia, el ahínco, la valentía y la perseverancia con la que se enfrenta a las adversidades de la vida. 

En fin, Beto se acercó a pasearse en mis pies y pues se ganó un poco mi cariño, tengo que aceptarlo y fue allí donde mis pequeñas manos rozaron los delicados cabellos del negrito (como otros lo llaman) y la verdad es que al parecer yo sí le caí bien porque no lo molesto como la Pame, bueno por lo menos de algo estamos seguras Beto no es perro porque es gato, pero si tuviera que elegir sería perro. Después de las muchas horas que avanzaron acercando cada vez mas el final de este día nos tocó sentarnos un momento y tomar la respectiva siesta de 30 minutos, que al menos yo los acompañe de buena música para evitar los sonidos estruendosos de los ronquidos de Gaby y de Pamela (jaja mentiras). Luego avanzaron y avanzaron los segundos que llegaron a ser minutos y después horas para dar fin al horario laboral, sin embargo puedo decir y sé que mis dos compañeritas estan de acuerdo, que hoy fue un día de muchas historias reales, que nos ayudaron a entender un poco más que los humanos no vivimos solos y como la realidad de cada una de las personas ayuda a formar lo que son hasta el día de hoy. En conclusión: un buen día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario