domingo, 7 de septiembre de 2014

La pieza que falta

Aparentemente el mundo se acaba paulatinamente. Algunos se dan cuenta, otros simplemente crean una realidad alterna y otros tratan de evitarlo. 
La vida es muy corta para no disfrutarla, es una frase muy famosa pero que es corta? 8 meses de ser un embrión o 85 años de haber visto las maravillas de este mundo? 
 Todos hemos perdido a seres amados en este planeta y me refiero desde una relación que termina, amistades que se quedan estancadas, novios que se vuelven extraños, distancias que separan almas y por supuesto sonrisas que dejan de alumbrar en este lugar para ir a adornar el cielo.  Cada uno de nosotros manejamos esa ausencia y dolor de una forma diferente. Pero  si están leyendo esto quiere decir que nosotros aun seguimos acá, ahí y allá. Seguimos sin ellos, la vida no es la misma, es diferente, ya no están, pero al menos yo no pierdo la fé de que Dios es bueno y cuida de ellos en donde sea que estén en este momento. 

Le doy gracias que me permitió conocerles y ser parte de sus vidas, así como ellos de la mía.  
Dar gracias por los caminos que un día se cruzaron pero que tenían una fecha de vencimiento. 
Dar gracias por las lecciones oportunas que cada uno de ellos ha dejado para ser mejor persona.
Dar gracias por la inspiración que dejan en tu vida. 
Dar gracias porque te han enseñado a amar sinceramente.
Dar gracias por las sonrisas que dibujaron en ese momento en el que nadie más pudo hacerlo. 
Dar gracias por el respeto que siempre te guardaron. 
Dar gracias porque te alimentaron.
Dar gracias por el abrazo más fuerte que te han dado. 
Dar gracias porque aprendiste a trabajar duro para conseguir lo que quieres.
Perder no es siempre lo que parece, a veces al perder ganamos. Y esa va solo para algunos que la entenderán. 

El mundo va en decadencia y algunos de nuestros amados se desvanecen con él. Las guerras parecen ser normales y nadie se da cuenta que nuestra historia esta a punto de repetirse. El ser humano no es un error en el universo. Dios no se equivoca. Damos para más. 

Y creo que si nos hemos quedado acá, ahí o allá es porque aún podemos dar algo más, porque tenemos ese algo que completa lo que han dejado las personas que amamos pero que ya se han ido. Porque nos van perfeccionando sin darnos cuenta para ese momento en el que todo hace sentido. Tú, él, ella, ellos, yo y todos somos perfectamente imperfectos... algunos en su imperfección engañan a su pareja, otros cometen homicidio, otros maquinan las guerras, otros deciden cambiar de sexo, otros se drogan, otros roban, otros mienten, otros golpean a su prójimo, otros son corruptos. otros trafican personas, otros no respetan a sus papas ni a nadie en el mundo, otros son alcohólicos, otros son racistas... en fin es punto débil en el que todo ser humano cae. Pero aún seguimos acá, ahí y allá... así que levantémonos y seamos la diferencia, seamos una buena lección en la vida de los demás. Somos más que ese punto débil, somos más que un error, somos el cambio que este mundo necesita, somos la esperanza de salvar vidas, somos ese abrazo oportuno, somos esa mano amiga que aparece de la nada, somos diferentes porque desde arriba nos ven y aún nos dejan en donde sea que estamos para terminar de dar eso para lo que fuimos creados. Somos parte del rompecabezas.


En honor a todos esos valientes que pasaron por nuestra vida no olvidemos poner la siguiente pieza del rompecabezas.

"9 «...Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad»..." 2da Corintios 12:9


domingo, 18 de mayo de 2014

Dos fuerzas frenéticas

El problema está en ese momento en que se decide tirar la razón por el balcón y dejarle la puerta abierta a la emoción. Porque la emoción es magia, pero así como la magia es ilusión, todo se resume a que ese momento es volátil. 
Tu mente juega a pensar en el futuro que sabe que es poco probable que llegue de la manera en que lo pintas, pero exactamente eso es el alimento de tus acciones arrebatadas, eso es lo que hace que todo parezca que vale la pena. 
Pero la verdad mis queridos es que mientras la emoción, la mente, la magia y la ilusión se divierten, la razón ya ha empezado a subir los escalones para llegar a tu puerta y BOOM! se te ha olvidado cerrarla, ella simplemente entra y te ve fijamente a esos ojos que tienen ese brillo peculiar que solo se tiene cuando piensas que has logrado lo que querías y sientes que el mundo podría desaparecer el día de hoy; ahí es cuando con el dolor le invade porque tiene que llamarte por tu nombre y recordarte que en el planeta Tierra donde realmente vives, la vida no es volátil. 

Estalla! esas dos fuerzas frenéticas que dejan su efecto colateral que golpea exactamente a la par del corazón;  porque no mueres, solo sufres... porque debes enfrentar que se terminó, se esfumó ese momento y ahora solo quedan sus consecuencias buenas o malas, pero sin la "magia". 
No pasa nada, así es la vida y eso es lo que hace de ella un constante aprendizaje de adaptación. 
No es malo dejar que la emoción recorra  nuestras venas, pero en dosis adecuadas la razón y la emoción son las mejores amigas para que el momento de volátil pase a ser eterno. 

sábado, 22 de marzo de 2014

Mi gigante y yo.

La verdad es que en este mundo en el que vivimos siempre hay gigantes a los que tememos. A veces ganan  y a veces pierden. ¿De qué estoy hablando?

  • Ese gigante que te hizo creer que por ser colocha no cumplis con los estándares de belleza. 
  • Ese gigante que te hizo olvidar la pasión por lo que haces. 
  • Ese gigante que te hizo dejar de creer en tu potencial. 
  • Ese gigante que no te permite volver a amar.
  • Ese gigante que te hace sentir solo en medio de la vida. 
  • Ese gigante que no te toma en cuenta por tu estado civil. 
  • Ese gigante que hace que la sociedad y sus reglas sean tu parámetro. 
  • Ese gigante que absorbe tu inteligencia para llenarte de ego y olvidar a la gente que realmente importa.
  • Ese gigante que no te cree capaz de llevar a cabo la tarea. 
  • Ese gigante que ha te ha golpeado emocional, intelectual y físicamente. 
  • Ese gigante que te dejo encerrado en tus miedos. 
Y la lista podría seguir, pero lo cierto es que ya es suficiente para que a un par de ustedes se les haya movido esa palanca en el corazón que los regreso a ese preciso momento en el que la batalla la ganó el gigante equivocado y los hizo sentir como enanos.

Es muy probable que ahorita no se sientan muy bien por el hecho de haber revivido la experiencia... pero calma, que hay 3 buenas noticias. Al menos para mí lo son:
  1. Yo decido si el gigante gana o pierde, dependiendo si estoy segura de mi identidad, mi esencia, lo que yo soy, lo que creo y por qué lo creo. 
La verdad es que nosotros mismos vamos dandole forma a los gigantes, de hecho decidimos su estatura y que tan fuerte temblará el suelo cuando ellos den un paso hacia adelante.
 Si yo creo que soy incapaz de resolver un problema de ciencia nuclear, la respuesta es que sí lo soy, porque, al día de hoy, nunca he estudiado nada de eso y si un "gigante" de esta rama se me acerca, no me podría sentir amenazada de no saber que hacer, porque SÉ que yo no tengo el conocimiento necesario. 
Si un "gigante" se acerca y me cree incapaz de pintar una escuela simplemente por el hecho de que soy mujer, pues tampoco me podría sentir amenzada porque SOY mujer. 
Si un "gigante" me quiere hacer creer que no soy una persona astuta por no firmar un papel para que yo tenga beneficios inmerecidos, por el simple hecho de ceder a la corrupción, no va a lograr nada, porque CREO en la integridad de una persona buena. 
      
       2.  Mis pensamientos determinan los centímetros de estatura del "gigante"
Nuestra mente es un universo completo y complejo. Cada uno de nosotros tenemos nuestras propias batallas internas y para cada uno es diferente el gigante, pero debemos entender que mis pensamientos le dan poder a quien no lo merece. Si yo creo que por ser mujer tengo limitaciones y derechos basados en una sociedad machista y pienso todo el tiempo "no puedo, porque soy mujer" ó "yo tuve la culpa, yo lo enoje y la mujer debe tener contento al hombre; yo fallé, por eso me pegó" YO misma estoy permitiendo que ese "gigante" sea capaz de definir mis acciones, lo estoy haciendo tan alto como creo que merezco. 
Nuestros pensamientos deben ser sabios, buenos, positivos, pero la verdad es que como humanos somos inútiles para esto y por eso viene la buena noticia No. 3.

        3. Solo hay un gigante y es de admirar. 
Dios. El verdadero y único gigante en mi vida.
  • El gigante que levanta su mano para protegerme de mis "gigantes"
  • El gigante que me da paz y vida. 
  • El gigante que me ama como soy a pesar de mis faltas.
  • El gigante que dirige.
  • El gigante que busca darme un estatura como la de Él.
  • El gigante que se hace enano para hablar conmigo. 
  • El gigante que te libera de las mentiras en las que has creído. 
  • El gigante que me da regalos sin merecerlos. 
  • El gigante que instruye. 
  • El gigante que me recuerda que soy capaz de cumplir todo lo me ha mandado. 
  • El gigante que se queda conmigo aunque este sola. 
  • El gigante que tiene poder para sacarme de mi adicción. 
  • El gigante que me recuerda que no merezco ser golpeada. 
  • El gigante que me dió las habilidades para llevar a cabo el trabajo que se me ha encocmendado. 
  • El gigante que me inyecta la energía día a día. 
  • El gigante que me permite disfrutar de mi familia. 
  • El gigante que camina conmigo.
Y acá la lista también puede seguir, pero a pesar de que esta si vale la pena... no sigo, por una simple razón: ¡complétenla en casa!


"No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta." Romanos 12:2